miércoles, 30 de julio de 2014

Trofeo San Lorenzo. La más entrañable.



Esta carrera tiene un sabor familiar que no tiene otra, al menos para los atletas madrileños. Somos una gran familia la que hemos ido formando a lo largo de los años, este es un deporte que une mucho, que crea una gran complicidad, francamente desconozco el motivo pero es así. Por lo general, cuando llega el Trofeo San Lorenzo ya todo el mundo ha completado sus retos de la temporada o está empezando otros nuevos, la mayoría de nosotros estamos además a punto de irnos de vacaciones así que es un sitio perfecto para ver a toda la familia corredora y disfrutar del compañerismo. El año pasado no pude ir porque tenía el Triatlón de Riaza pero este me apetecía, además iban a ir casi todas las cabras y apetecía ver a la manada.

Justo el domingo anterior había tenido el Triatlón JCI y aunque pensaba que estaba recuperado no era así, me doy cuenta cada vez más de que me afecta al rendimiento deportivo los nervios en el trabajo. Afortunadamente no los tengo a menudo ni en periodos largos, pero es así y hay que aprender a modular esas emociones. Esto sumado al cansancio de la competición hizo que no estuviese fino.

Al llegar me encuentro en seguida con mis Caprus y vamos saludando a muchos  amiguetes por todos lados, me alegro mucho de ver a mucha gente, el ambiente es de hermandad, relax y buen rollo en general, es imposible dar un paso sin encontrarse a algún conocido. Calentamos y enseguida dan la salida. Qué decir de la carrera, pues que tiene un recorrido castizo y precioso, imprescindible el paso por el Palacio Real y el ir callejeando por al Madrid de los Austrias para terminar cruzando Sol. Mis sensaciones no fueron buenas, iba algo sofocado y sufriendo más de lo habitual, me costaba mantener el ritmo que tenía que seguir con Rafa y Miguel. Lo que pasa es que estas sensaciones las habría tenido muy por encima de 5´no hace mucho y ahora están por debajo de 5´. La mejora es muy palpable, síntoma de que estamos trabajando en la buena dirección y sin prisas, haciando una muy buena base de la que empiezo a notar sus beneficios.

Hacia el final el cuerpo me deja de responder, me avisa Miguel que no me quede rígido, que mueva los brazos, pero es imposible. Este día no hay más, ni esta el cuerpo ni está la mente. Otras veces me concentro, me centro en la técnica y me meto en carrera, pero hoy es imposible. Me vengo abajo en la última cuesta para entrar en Argumosa pero me recupero un poco al subir más despacio, entonces no se como consigo encontrar algo de pólvora y hago los últimos metros al sprint entrando muy fuerte en meta. Supongo que el cerebro ya entendió que no quedaba mucho y me dio un respiro. Entré francamente cansado a meta y me costó recuperarme unos minutos. Después de esto, cervezas y risas con los Caprus en el bar de los padres de Eugenio, el Viriato en la calle Ave María, muy recomendable. Al ir hacia el tren para volver a casa me llama nuestra Bei, que está por la zona y me hace una ilusión bárbara verla, hace ya mucho que no coincidimos. Por el camino me voy encontrando con mucha gente que no había visto en la salida así que me voy feliz de allí.

No ha sido mi mejor carrera, ni en broma, pero si que estoy cada vez más rápido. No estar fino en el TSL ha supuesto hacerlo en 47:46, si hace un año digo que ese tiempo es no tener buenas sensaciones me tomo por loco yo mismo. El trabajo bien hecho trae sus frutos y uno es poder correr a esos ritmos, que por cierto, son muy adictivos. Lo mejor quizá es lo no deportivo, el pasar una mañana super agradable con mi gente de Caprus y ver a todos los amigos de esta gran familia. Si vives en Madrid y no conoces esta carrera, mereces morir. Me quedo con muy buen sabor de boca para la próxima cita, el Triatlón Olímpico de Aranda.

Fotos robadas a Miguel Rodriguez y la pomponera mayor del Reino, Mapi (Ayelen Sekmet).

martes, 22 de julio de 2014

IV Triatlón Juan Carlos I. Tan cerca y tan duro.

El Triatlón Juan Carlos I ha vuelto a hacerse este año, como no podía ir a Riaza justo al siguiente fin de semana me venía perfecto para cambiar una competición por otra. Este año, la novedad, es que habían incluido distancia Olímpica (la que me gusta) con circuitos renovados. Me llamaba la atención nadar en esa ría, me habían avisado que era un lodazal y estaba llena de mierda, pero yo es que soy así, cuanto más bizarro sea el sitio pues mejor. Luego resultó que el agua no era más asquerosa que la de otros sitios, lo vi en la línea de la CdC, el Tajo en Talavera, el embalse de Juarros, etc. Alguno comentó que había más agua que en la última edición y que lo habían limpiado, que la diferencia era enorme.

Como siempre allí llegue muy pronto, a las 7:30 se repartían dorsales y a las 7:30 lo recogí. Enseguida me encontré con Javi y Yolanda a la que desvirtualizo, charlo un rato con ellos y me voy a pasar el control de material. Ya veo que la gente del olímpico está muy fina y es que apenas somos 100 participantes, hay nivel, en el Sprint hay de todo un poco. Muchas risas, solidaridad, consejos, el buen ambiente sigue imperando en este deporte. No sé por qué leo de vez en cuando en foros, Facebook y demás, que los triatletas somos unos chulos, etc. Francamente no lo entiendo, y animo al que quiera a pasar por unos boxes para que vea la solidaridad y el buen rollo que hay. Según estoy montando me llama Miguel, han llegado varios compis del club para animarme, uno de esos detalles que se agradecen hasta el infinito. Qué grande es mi club Atletismo Caprus, pocos sitios he visto con tanta calidad humana.  
Con todo montado ya y el tritraje ajustado vamos dando un paseíto hasta la zona de salida que está a 10 minutos andando, hace algo de viento y buena temperatura. Nos encontramos con Almu que esta trotando por la zona también. Nos tiramos varios al agua para calentar y es entonces cuando veo que es más o menos lo de otros sitios, me recuerda mucho al agua de la Casa de Campo la verdad. En seguida los jueces nos llaman a colocarnos detrás de una cuerda, nos dan las últimas instrucciones y al toque de bocina se desata un terrible maremoto.

Arranco a nadar y ocurre algo curioso. La ría no es muy profunda, cubre por el pecho, supongo que el oleaje que generamos choca con el fondo y lo amplifica, parece que estamos nadando en un mar embravecido con Neptuno intentando ahogarnos. La sensación es que el agua te chupa, que el culo se hunde, que la ría te succiona, cuesta nadar. Además, llueven hostias por todos lados, esto es lo de menos porque todos estamos acostumbrados, no hay malos rollos ni recriminaciones. Es imposible seguir pies, imposible orientarse bien, voy por instinto siguiendo al grupo en el que estoy metido. 100 guerreros luchando contra el agua, castigándola a base de golpes como si nos fuese la vida en ello. Creo que nos comportamos como hacen los bancos de peces girando al unísono, se me cruzan compañeros por todos lados, me agarran de los pies, de las manos, de la cabeza, intento no pensar y concentrarme en la técnica, aunque cuesta. Poco a poco la cosa se estira y al pasar la primera boya de giro, a unos 800 metros, ya puedo nadar más a gusto. Encuentro el ritmo adecuado, respirando bien, agarrando agua pero sin vaciarme. Salgo bien, perfecto para pillar un buen grupo, transición rápida y a rodar. 30´en el agua.

Voy con poco desarrollo para ir activando piernas por un tramo de enlace hasta el circuito al que hay que dar cuatro vueltas, en seguida me doy cuenta de que va a ser duro. El recorrido es muy revirado, está lleno de giros de 90 y 180 grados, glorietas, badenes, rampas, subidas y bajadas en curva, tremendo. Creo que no llevé ni un minuto el mismo desarrollo, hay que estar jugando con el cambio continuamente, levantándose de la bici continuamente, agarrando bien el manillar continuamente, y estando muy atento a todo. No se hacen grupetas, es imposible, lo intentamos alguna vez pero es peligroso, la prueba termina convirtiéndose en un Olímpico sin drafting en el que ves que los que lo llevan no hacen uso del acople, es que no da tiempo a hacerlo. Aprovecho para ir comiendo una barrita en trocitos e hidratarme bien. Cuando se nos juntan los del Sprint se vuelve más jorobado el tema porque hay mucho MTB de por medio. La verdad es que no tengo ningún susto ni nada por el estilo, pero sí que voy muy alerta, adelantando gente con mucho espacio y esos detalles. Poco a poco voy completando el circuito a mi rollo, intentado ir todo lo deprisa que puedo pero sin darlo todo, que luego hay que correr. Busco un desarrollo cómodo en el tramo de enlace y entro a boxes, la bici en 1:38.

Hago otra transición mecanizada, salgo ligero de los boxes y me centro en alargar la zancada, en la técnica. El ritmo es alto, voy a 4:40 más o menos pero dura poco. Enseguida el circuito se muestra como es, duro. Igual que en la bici rampas que te rompen el ritmo, giros de 90º, me recuerda mucho al típico circuito de cross. Me guio por sensaciones y tiro de toda la técnica que he aprendido en Caprus. Braceando para subir, buscando el segundo aliento en las subidas,  y a cada paso por meta la gente de mi club animando que me da alas. Al completar la primera ya voy metido en mi mundo, en el nivel de sufrimiento que me gusta, me tomo un gel con cafeína y a concentrarse y seguir. Me voy marcando objetivos, veo gente que llevo delante y me centro en irlos pillando poco a poco. Me encuentro muy cómodo, sufriendo pero cómodo. Me veo con energía, con una zancada ágil, con buenas sensaciones en un circuito que no te deja respiro. Igual que en la bici, el tema es que no tienes prácticamente descanso y no puedes ir tan en automático como en un circuito más lineal. En la última cuesta cazo al último que podía pillar y aprieto para que no me adelante, consigo ese punto en el que puedo ir dándolo todo sin enterarme de lo que ocurre en el mundo exterior. Satisfacción total al cruzar la meta, 3:02 que están muy lejos de los 2:30 de Astromad pero que me han sabido igual de bien, la carrera la hago en 53 minutos. En el triatlón influyen muchas cosas, por eso no hay tanta marquitis como en otros deportes. Me quedo con muy buen sabor de boca para Aranda de Duero el 10 de Agosto porque este no ha sido un triatlón fácil.


Me ha parecido una prueba dura pero muy recomendable, un triatlón a menos de 10 minutos en coche de mi casa donde probarte bien. La natación me ha encantado, el ir avanzando por la ría y que la gente pueda seguirte por los lados y los puentes me ha gustado mucho. La bici bastante técnica, creo que es el calificativo más adecuado, no había grandes subidas ni nada parecido pero no había tregua. Y un circuito a pié que no te dejaba un segundo de respiro, con un recorrido similar al de un cross. Volveré, sin duda. 



Fotos robadas a Miguel Rodriguez, gracias! :)