Ocurre
a veces, los planetas se alinean y una competición se vuelve muy especial. Eso
ocurrió en Alalpardo en el II Trail del Serrucho de manera masiva. Los
ingredientes fueron una pizca de buena organización, una pizca de corredores
que se conocen entre sí, otro poco de mal tiempo y cuarto y mitad de barro.
Introduzca los ingredientes en un bol y remueva para mezclarlos bien, no hay ni
que dejarlo adobar porque la reacción es instantánea.
El día no acompañaba, lluvia y frio. Pensaba que iba a faltar mucha gente por cómo pintaba el escenario pero no fue así, en seguida empezaron a aparecer caras conocidas por todos lados. No os voy a nombrar a todos, sabéis de sobra quienes sois, algunos os veo más y a otros menos, con algunos solo he cruzado 2 palabras, a otros solo os conozco por las redes, pero se os quiere, de verdad, compartimos pasión y eso ya es mucho compartir en este siglo XXI. La primera cosa que me llama la atención son las sonrisas, todo el mundo está sonriendo, los comentarios giran en torno a nuestra locura, en cómo explicar esto a la gente que está fuera del pequeño mundo que hemos creado. Hemos formado un ecosistema propio, en estos deportes es necesaria cierta empatía, y más en un país como este que ha empezado a correr recientemente. En cierto modo me jode que la gente nos mire un poco raro, de verdad que no hacemos nada extraordinario, simplemente corremos, está a la altura de cualquiera que se lo proponga.
Llega
el momento y nos vamos en grupo desde el polideportivo a la plaza de toros,
donde está la salida. Todo son saludos, comentarios positivos, miradas de
complicidad, alegrías, abrazos, estiramientos. No hay miedo, nadie cuestiona la
meteorología, aquí hemos venido a disfrutar y punto. Somos una masa apasionada,
se percibe la energía positiva.
Y
dan la salida, ¿qué comentar de la carrera? Todos sin excepción nos dedicamos a
correrla lo mejor que pudimos. Nos olvidamos de marcas o ritmos, se iban
haciendo grupitos donde todo el mundo se ayudaba. Los voluntarios, qué
voluntarios, así como la gente de Protección Civil, no dejaban de dar consejos,
indicar por donde se pasaba mejor y ayudar en todo lo que podían. Dejamos de
ser corredores para ser niños, ¿quién no ha disfrutado de pequeño saltando en
los charcos y poniéndose de barro hasta
las orejas? Al menos así lo he sentido, fuimos 500 niños con dorsales
disfrutando de unas horas de barro y agua sin limitaciones. También hubo
espacio para el esfuerzo, por supuesto, no fue fácil completar el recorrido, ni
mucho menos. Creo que fue una carrera épica, divertida y entrañable.
Personalmente, estoy orgulloso de poder decir: “Yo estuve en el II Trail del
Serrucho”, esa frase sonará mucho tiempo en nuestro mundillo.
Foto cortesía de: www.tufotodelacarrera.com
Sin dudarlo y con orgullo. Yo estuve en el II Trail del Serrucho. Muy bien expresado, muchas gracias por poner en letras nuestros sentimientos.
ResponderEliminarDe nada Gerardo, un abrazo :)
EliminarTú lo has dicho: disfrutamos como niños, sí señor (y sufrimos un poco también)
ResponderEliminarLa vida me ha enseñado que sufrimiento y felicidad van de la mano, el domingo tuvimos la ración justa de cada cosa :)
EliminarFelicidades Suso por ser capaz de disfrutar de esta manera cada metro! que vengan muchos más momentos como este durante 2014!
ResponderEliminar