miércoles, 28 de agosto de 2013

Sacrificio, esfuerzo, determinación......si vale, pero también paciencia y humildad.

Me lancé a correr a finales de 2006, creo que en diciembre si no recuerdo mal, motivado por un sobrepeso que iba a más y varios problemas añadidos como el no poder dormir bien, hacer malas digestiones y que en general, mi cuerpo me pedía una forma de vida más sana. Ahora mismo no me concibo sin esa pata tan importante que es el deporte, he adquirido cierta madurez en estos años y creo que tendemos a equivocarnos en una cosa, no somos pacientes, yo me incluyo. Hablo de ese grupo (que es el mío) de los que no hemos echo deporte hasta los 30 como poco.

Cuando empiezas a correr y prácticamente no has terminado el primer 10K (que fácil se dice ahora 10K) ya estamos pensando en Maratón, creo que es normal porque entrar en el mundo del running hace que te relaciones con gente que ha hecho cosas, busques información en internet como un loco, leas crónicas, compres revistas, hagas caso a la mercadotecnia (el bombardeo es brutal).....y ZAS! En menos que canta un gallo ahí estas sin haber hecho deporte en tu puta vida y preparando los 42.195 metros. Yo, al igual que muchos, he caído en ese error y sí, creo que es un error.

Pienso que en cierto modo vamos buscando esa experiencia religiosa o mística que nos haga crecer como seres humanos, coger confianza en nosotros mismos y hacer algo que nos haga diferentes. Y está bien, pero con paciencia, creo que se puede hacer todo pero si vas paso a paso todo saldrá mejor, tendrás mejores sensaciones, menos lesiones y muy importante: PODRAS HACER ESTO TODA TU VIDA. Para ello hay que agarrarse a dos patas del banco del deporte de fondo de las que poco se hablan: la paciencia y la humildad. Si eres paciente y eres humilde no solo podrás conseguir todo lo que te propongas sino que lo harás con mejores sensaciones de las que te piensas, y por supuesto, tendrás una vida deportiva muy larga. Si volviese a 2006 haría las cosas de otra manera, pero creo que he visto la luz a tiempo y curiosamente, es ahora cuando más estoy disfrutando. Y lo que nos queda por delante.

martes, 27 de agosto de 2013

No somos bichos raros, somos triatletas...

Pues sí, y ser triatleta significa que no eres nadador, no eres ciclista y no eres corredor.....sobre todo en temporada. Es verdad que muchas veces te sientes un poco marciano cuando el año va entrando y empiezas a dejar de ir a las típicas kedadas o a las competiciones que están siguiendo la mayoría de tus amigos. Tienes que dedicar los fines de semana a unos entrenamientos muy específicos, aprovechas para estar mucho tiempo en la bici y probar transiciones del estilo: 2.000 metros nadando con 90´de bicicleta, lo que supone que estás más de 2 horas liado día si y día también.

Hay que tener en cuanta que a la hora de preparar, tanto corta como larga distancia, vas a tener que entrenar entre 5 y 6 días a la semana doblando varias veces. Si encima tienes algún contratiempo puede haber alguna semana sin día de descanso, como me ha pasado a mí esta temporada. Lo bueno es que los entrenamientos son tan duros como variados, aunque hay que sacar tiempo de debajo de las piedras para poder cumplir con todo es verdad que no hay un día igual a otro y eso lo hace muy divertido. Lo curioso del tema es que estás deseando que llegue la temporada y meterte como un cerdo en una cochiquera en esta dinámica, te dejan de llamar la atención otro tipo de competiciones, te dan pereza. El cúmulo de sensaciones que pasas en un triatlón no lo he visto en ninguna otra cosa, además en cualquier distancia, porque cada una tiene su miga. Salir del agua con el corazón en la boca, coger la bici y bajar un puerto a 70 Km/h justo después, por ejemplo, es algo que te transmite unas sensaciones únicas e increibles.

Soy una persona espiritual, que no religiosa, y poder estar en contacto con la naturaleza a través del agua, el aire, y la tierra, como ocurre con el triatlón me da la vida.......me siento vivo. ¿Soy un bicho raro?

viernes, 23 de agosto de 2013

Fin de temporada. Hay que sembrar desde ya para recoger en 2014...

Es agosto y aunque se puede alargar la temporada de triatlón hasta finales de octubre he decidido darla por terminada. He cumplido mi objetivo y no ha sido un año fácil, así que toca echar el cierre y empezar a trabajar len os pilares para el año que viene.

Ha sido una temporada que se ha hecho un poco larga porque empecé en septiembre-octubre del año pasado a buscar una competición exigente. Primero fue el Maratón de Malaga pero me lesioné la cintilla, después empecé a preparar el MAPOMA cruzándolo con un reto solidario y me lesioné de la otra pierna, igual que en Málaga fue la Cintilla. El coach y yo lo intentamos todo pero fue imposible así que empezamos la temporada de triatlón antes de lo que pensaba y es que este es un deporte muy poco lesivo que equilibra mi cuerpo.  No tenía pensado hacer un Half, ninguno cuadraba, hasta que se cambió la fecha de Riaza, había unas 16 semanas por delante y nos pusimos a trabajar. Me quedó la espina de conseguir el dinero para Juegaterapia y no haber hecho el maratón, que era mi parte del reto, tenía que remediarlo y el coach lo entendió. Entonces apareció la varicela, que me dejó fuera de juego y el resultado fue que hubo que entrenar todavía mas fuerte, semanas sin descanso y doblando sesiones. El objetivo se consiguió y he quedado saciado :)

Ha sido un periplo largo y un poco raro, quiero hacer las cosas bien, me lo pide el cuerpo y la mente. Ahora hay que centrase en la montaña, tiradas largas en bici, gimnasio, el circuito de cross universitario,  el Circuito Caprus, seguir adelante en definitiva pero con orden. No sé todavía como será la temporada que viene pero los 1.5-40-10 creo que van a tener una presencia importante. Nos vemos en la montaña!!!! ;)




martes, 20 de agosto de 2013

La cabeza también se entrena, crónica de una reacción tras hostiarme en competición...

Cogí con muchas ganas el Wild Wolf Series después de pasar una varicela que me impidió ir al ITU y que hizo peligrar, y por supuesto complicó mucho, la preparación que estaba llevando. En el segmento en bici justo cuando coroné Garabitas cogí el bidón para beber, y entonces ocurrió......un bache torció el manillar y me fui al suelo. Recuerdo la primera sensación de frustración: "no es tu año Suso" eso es lo primero que salió de mi cerebro. Me había raspado todo el lateral y dolía, rápidamente vino gente que me ayudó, levantaron la bici, me levantaron a mi, me preguntaban. Ví la herida, iba de la pierna hasta el brazo aunque tampoco me parecía gran cosa, me eché un poco de agua y entonces ocurrió. Algo en mi cerebro hizo CLICK, algo cogió los mandos, me quité de encima la gente y sin pensar me subí a la bici. Empecé a pedalear, cada vez más rápido, con rabia, sin pensar, creo que debía tener la misma actividad cerebral que el cambio automático de mi coche. Las mandíbulas apretadas y rodando a toda velocidad, llegue a la bajada (peligrosa) y me quedé sin desarrollo, el dedo seguía pulsando repetidamente la maneta de cambio buscando un piñón más que no existía, tumbé en dos curvas lo que no he tumbado en la vida sin tocar prácticamente el freno. Como un autómata saqué los pies de las zapatillas y me dispuse a entrar en boxes. Me bajo y CLICK, cerebro conectado, hola mundo. Mi YO consciente vuelve a coger el control. De aquí a meta poca historia y buenas sensaciones, salí pitando alucinando con lo que acababa de ocurrir y me salió una buena carrera la verdad.

Y ahora vamos al meollo del tema. Unas semanas antes de esta competición, en medio de toda la carga brutal de entrenamiento que metimos después de la varicela, tocaba subir un puerto como preparación a Riaza. Pero claro, para que subir uno si se pueden subir dos. Primero cayó Morcuera, una experiencia increíble y muy bonita la verdad. aunque dura. Tras un breve descaso salimos dirección a Canencia, entonces el coach me empezó a hablar sobre psicología deportiva, los diferentes YO que tenemos y como actúan según tus circunstancias, cómo bloquear lo negativo en caso de fatiga extrema o cuando lo estás pasando mal en una competición. Y entonces me dejó solo, bueno solo con las cuestas de la cara norte de Canencia, había que poner en práctica todo lo hablado y mejor sin avisar claro. La cosa es que funcionó, iba roto, sufriendo lo que en la vida pero gracias a la cabeza lo hice. Esa experiencia la tuve muchos días en la retina y la guardo en mi memoria con especial cariño. Y ese entrenamiento fue el que sacó ese Suso que cogió los mandos cuando me fui al suelo en Garabitas, por cómo soy estoy seguro que habría terminado cogiendo la bici y terminando el triatlón pero sin esa reacción tan alucinante, automática y determinante. Si pudiese volver a repetir esa competición no quitaría el golpe, dolió pero me enseñó mucho, aprendí que no todo es cabeza en el deporte de fondo y resistencia como suele decirse sino que es otra cualidad más, muy importante eso sí, que hay que entrenar convenientemente. Y si lo haces tendrás resultados interesantes, de la misma forma que si entrenas la fuerza, la velocidad, el fondo, etc.
.

viernes, 16 de agosto de 2013

Crónica Half Riaza Triathlon, la primera competición en la que llego el último y la que más me ha llenado.

Dice una buena amiga que el destino te termina encarrilando a donde tienes que llegar. Al terminar el verano de 2012 quería hacer un gran reto, correr una prueba larga. Intenté preparar el Maratón de Málaga y luego el de Madrid, en ambos me quedé fuera por lesión. Entonces el universo se cuadró cuano la Federación de Castilla y León cambió la fecha del Half Riaza Triathlon, prueba dura que hice el año pasado en su versión corta. Y aquí tenía que llegar porque no me paró ni una terrible varicela que me dejó 2 semanas fuera de juego, entrené muy duro para llegar a la línea de salída y gracias al expertisse de Miguel Rodriguez completé la prueba que más me ha llenado hasta la fecha. No quiero enrollarme más sobre los meses previos, hubo semanas muy duras de entrenamiento y cuando miro todo lo que hice alucino en colores. Pero vamos a Riaza, que es de lo que vá esta entrada.

El sábado 27 lo dejo todo preparado y subo a Imperiosa a la T1, aunque se puede preparar todo el día siguiente la organización nos da la posibilidad de dejar las bicis el día anterior. Las transiciones en esta prueba están separadas, la natación y la T1 se encuentran en el precioso embalse de Riofrio, subiendo el comienzo del puerto de La Quesera, la T2 unos 7 km más abajo en el pueblo de Riaza. Subimos Almu, Josu, David, Javi y un servidor. Se notan los nervios y las mariposas, esas sonrisas mitad nervios, ilusión, un poco de miedo. Hay risas, consejos, ánimos. El embalse está bonito, el agua limpia y tranquila, casi dan ganas de quedarse a dormir. Hace algo de frío y sopla un inquietante viento que sufriríamos el día siguiente. Casi me parece mentira estar 1 año después aquí, haciendo la prueba larga, unos 100 km entre las 3 disciplinas. Sin más nos bajamos, lo tenía todo preparado así que ceno y me voy a la cama.

Me despierto 10 minutos antes de las 4:30 de la mañana, me pongo en marcha, desayuno, repaso todo mil veces y al coche. He desayunado poco pero gracias a Jaime de Triatlon Store descubrí una barra de Victory Endurance que me va muy bien los días de competición en los que hay que levantarse muy temprano y el estómago está para pocas cosas. Llego a Riaza, frío, noche, locos del tri que llegan, buenas sensaciones. Llego el primero al control de la T2 y aparece un tal Luis, charlamos un poco y me parece un tipo majo, resulta que era amigo de Almu. Esto es un pañuelo. Aparece el resto de la tropa y montamos la T2. Dejo zapas, calcetines, gorra y un gel. Me monto en el autobús de la organización y subimos a la presa. casi parecemos profesionales, la organización es soberbia. Entro en T1 y lo monto todo tal y como lo he estado visualizando varios días antes, el triatlón es el deporte de los pequeños detalles y hay que prestar mucha atención a los preparativos. Veo a mi alrededor que la gente que va al triatlón largo son auténticas máquinas, "Bueno Suso, eres tu contra las 7 horas que hay de margen". En otras pruebas (franquicias principalmente) dan más tiempo, aquí no.

Una vez que los jueces confirman que el neopreno está permitido ya todo ocurre, al menos en mi mente, muy rápido. Me pongo el Aquaman ADN con el que estoy encantado, últimos preparativos y vemos salir a los del Short. Casi sin pestañear se monta nuestra cámara de salidas y al agua. Temperatura perfecta, nado un poco para ir calentando, y llega el momento por que llevo meses peleando: "¡Triatletas en posición, estáis a las ordenes del juez de salida!" Bocinazo y al lío.

Somos unos 80 en el agua y el embalse es muy ancho, hay dos boyas de referencia y dos de giro con espacio para nadar sin problemas. No hay hostias como en otros triatlones en los que he estado. Rápidamente encuentro mi ritmo, tenemos que dar dos vueltas de 1.000 metros, en la segunda cometo un error y es que el sol me confunde y voy hacia la boya de giro que no es. Me doy cuenta y tengo que recular un poco. Acelero al hacer el último giro y me lanzo a por la zona balizada para poder subir a la presa. Salgo en 39´del agua, me voy quitando el neopreno mientras corro y hago la transición tal y como tenía pensado. Cojo mi montura y se me cae un gel que pensaba llevar en la bici por si acaso, me avisa un juez y dudo en dar la vuelta, el destino aparece (si lo pensabas llevar, llévalo) me dice la cabeza así que retrocedo y lo pillo. Y esto tendría una trascedencia brutal después.

Bajamos con frio el puerto de La Quesera hacia Riaza, voy helado pero no quiero perder tiempo, ya se pasará. Bajando me quedo sin desarrollo, no sé que velocidad alcancé pero iba a toda pastilla. En Riaza me gritan, es Roberto Capilla, GRACIAS! Y empieza lo duro, el circuito de bici.

Según termina Riaza la primera cuesta, cuando coronas no hay llano sino una sucesión de toboganes hasta llegar a un pueblo llamado Alquite donde hay una bajada de ir a tope, que luego hay que subir claro. Me cruzo con Josu, David, Almu y un conocido del Diablillos. Aquí es donde me sorprende el viento, no me he dado cuenta porque me pegaba de culo al venir lo que quiere decir que nos pegará de frente en las subidas. No lo pienso mucho, la bici es lo que peor llevo y más me cuesta, sigo con el plan. Aparece una rampa en la que pega el viento de frente y me quedo casi parado, sufro un poco pero lo supero y subo hasta el primer avituallamiento. Vuelta y a por las subidas. Y efectivamente, hay mucho viento en contra, subimos tramos que están alrededor de un 10% de pendiente, con viento en contra. Brutal, empiezo a sufrir y es entonces cuando aparecen todos los consejos y todo que he aprendido al lado de Miguel, me voy acordando de todo según voy avanzando. Cuando pienso en que tengo que dar otra vuelta aparecen pensamientos negativos, pero los borro y me centro en ir pedalada a pedalada. Me concentro, un poquito echado adelante, pisada plana, controla tú la respiración, come, bebe, sufre, y SIGUE!!!!! Llego a Riaza y vuelta a empezar, segunda vuelta, el aire mucho más fuerte que en la primera. Pienso en el gel que llevo, tiene cafeína, "deja de tomar geles del bidón y tómate este al dar la vuelta en El Negredo", pienso. Así lo hago, noto el empujón de la cafeína que me ayuda un poco para completar la segunda vuelta. Nos cruzamos varios triatletas y converso con alguno pero no puedes pillar ninguna rueda, a pesar del cansancio me concentro en no incumplir el drafting aunque ganas de coger una rueda y protegerme del viento no me faltan. A veces voy solo por la carretera, te sientes un poco extraterrestre la verdad pero es una sensación que tiene cierto encanto. Cuando veo Riaza al fondo sonrío y siento una satisfacción enorme que recorre mi cuerpo y es que al empezar quería hacer la bici en 3 horas como mucho, ahora se trata simplemente de llegar al corte y poder terminar la competición, y he llegado con tiempo suficiente para hacerlo. Justo al entrar en Riaza una última cuesta hasta llegar al pueblo, pongo el 34 y el 28 y subo tranquilo intentando relajar lo que pueda las piernas hasta llegar a la transición. Como detalle de lo que soplaba, hubo un momento en el que tuve que quitar prácticamente todo el desarrollo en llano para, simplemente, poder mover la bici. a esto se sumaba un circuito que es duro pero que me ha enseñado mucho y he ganado una confianza brutal para afrontar futuras competiciones.

Me bajo de Imperiosa y aparece la cruda realidad, las piernas están muy cargadas. Me noto con fuerzas, me he alimentado bien, pero muscularmente estoy roto, así de simple. Hago la transición y arranco los 20 km de carrera con la certeza de que a la meta llegaré si consigo dosificar y gestionar mi musculatura inferior, hay riesgo de calambres, tirones o una lesión. Así que me agarro al CaCo, corro y cuando veo que las piernas se convierten en madera o hay riesgo de calambres, ando rápido hasta que la cosa se relaja. Y así, poco a poco, juntandome con unos y con otros, compartiendo conversación y ánimos con varios compañeros de fatigas y los ánimos de Almu y Mariano en cada vuelta llego al último avituallamiento, me quedan 3 Km hasta meta. Y entonces me doy cuenta de que voy el último, y me da igual, ni bajón psicológico ni nada, he visto varios abandonos y es entonces cuando entiendo la cultura finisher de este deporte. Decido poner toda la carne en el asador y desde aquí consigo trotar hasta la meta sin parar, los cuadriceps amenazan con subirse, los gemelos hace rato que no están, los isquios duelen y los sóleos parecen papilla. Francamente, me duelen hasta las pestañas pero sigo paso a paso, poco a poco, concentrado, funcionando de manera automática, aislado y a lo mío, hasta que veo la meta. Sonrío, no puedo esprintar aunque me gustaría, apenas puedo mover las piernas de hecho debo parecer Triatleta de La Calzada, pero sonrío y cruzo el arco y me río, y veo a Almu, y lloro claro. Se me caen las lágrimas y me siento feliz, muy feliz. Y soy feliz no por haber hecho esta dura prueba, lo soy porque el año pasado descubrí el triatlón pero este año me siento triatleta, el destino me ha traído hasta aquí (no sin esfuerzo) y quiero quedarme. Finisher con 6:31:12 y encantado con este deporte y todas sus distancias. La temporada se acaba y toca volver a la montaña y los crosses.





Gracias Miguel por creer en mi , y gracias a Rafa Tibu y los Caprus por todo lo que me habéis dado. Se os quiere :)

Y gracias a la gente de Riaza que no nos dejó de animar en todo el recorrido, el año que viene me gustaría volver a esta prueba tan dura y bonita.

Fotos sacadas del perfil de Laetus, Almu y Roberto Capilla.

Hola mundo

Bueno pues llevaba tiempo dándole vueltas a la cabeza sobre hacer un blog y me he lanzado, el por qué es simple, a finales de 2006 decidí dejar una vida sedentaria y apareció el deporte en mi vida. Todavía recuerdo aquella primera salida en la que no pude correr ni un minuto seguido, literalmente, ahora soy triatleta y el deporte es una parte fundamental de mi vida.

Durante estos años he tenido varios baches en mi vida, incluyendo un divorcio, y ha sido el deporte lo que me ha mantenido centrado, equilibrado y fuerte. Lo he soportado todo y he conseguido salir de todos los hoyos en los que me he caído. Gracias al running he ampliado mi círculo de amistades y conocidos con gente que, y lo digo muy francamente, merece mucho la pena. Unos no pasan de ser compañeros de sudor y fatígas y otros ya trascienden esa barrera y se han convertido, o se están convirtiendo, en amigos. La cultura del cansancio y el esfuerzo hace que surja un fuerte vínculo entre todos nosotros, los que corréis y estáis en este mundo sabéis perfectamente de lo que hablo.

No quiero enrollarme mucho, no quiero que este sea un blog de entradas largas sino de reflexiones dinámicas. La verdad es que tengo la necesidad de ir contando todo lo que voy descubriendo y es que tengo la extraña sensación de que mi conversión a triatleta es realmente el principio de todo, he encontrado lo que más me gusta hacer en el mundo, por fín, a mis casi 38 años. Lo bueno es que me queda mucha vida para disfrutarlo. Poco a poco iré diseñando y adaptando este blog con mis pajas mentales. Sed buenos :)