viernes, 27 de diciembre de 2013

Crónica del Cross de Patones – Carrera redonda, día perfecto.

La de Patones es una de esas carreras que rezas todos los años porque no cambie y lo bueno es que no cambia. Es un cross de 12,5 Km organizado por una asociación de vecinos donde no falta de nada, y no solo eso, al finalizar hay una parrillada de panceta y chorizo para todos los participantes. Si encima sale un buen día de sol y te sale la carrera que quieres llegas a casa con una sensación de bienestar muy elevada.
Como siempre llego pronto, es algo que no puedo remediar. En el coche le iba dando vueltas a la estrategia, un fallo que cometo es salir muy rápido así que esta vez se trataba de contenerme en los primeros compases. El día es frio pero bonito, con un sol de justicia y nada de viento. Perfecto. Aparco, recojo dorsal y enseguida me empiezo a encontrar con todos los miembros de esta gran familia que somos los atletas populares. El ambiente es inmejorable, tomamos café y casi sin darnos cuenta calentamos y dan la salida.
Me ciño al plan, controlando alrededor de las 160 ppm hasta la “cuestaloscojones” que hay entre los kilómetros  4 y 6. Voy con un grupo del Club 4 pipas donde me encuentro a gusto, vamos ligeritos pero sin forzar. Enseguida veo que no cuadran los postes con el kilometraje y el Garmin, hay un desfase de unos 600 metros. No le doy más importancia y sigo, el día es precioso, está todo de un verde espectacular que resalta con los rayos del sol. Apenas noto esfuerzo, voy como flotando, pienso en mis cosas pero no pierdo de vista el pulsómetro. La cuesta, sensaciones, respiración, guíate por la respiración, la montaña te pondrá en tu sitio. “Cuestaloscojones” son 2 km de un desnivel considerable que va enlazando una curva con otra de forma que no ves el final nunca, tienes esa sensación a la mitad de que eres un ratón en una noria del que alguien se está riendo. La clave de esta carrera está aquí, encuentro mi ritmo, braceo y voy junto a otro triatleta, nos conocemos de vista del Astromad de hace un par de años, nos relevamos, vamos en paralelo, nos cagamos en todo lo cagable y seguimos, y llega el final, la cuesta se modera, no he andado, victoria. No me descentro, alargo la zancada sin bajar la sensación de esfuerzo buscando el segundo aliento, y llega, y vuelo, y me siento Dios. Adelanto al triatleta sin nombre y a bastante gente. El valle está precioso, incluso a más de 170 ppm hay margen para disfrutar de la naturaleza, ¿hay un Me Gusta para esto, para poder transmitir todo lo que siento? . Llega la bajada con su famoso salto, me adelanta el triatleta y un par de tipos, bajo mal, es mi talón de Aquiles, mis tobillos son de goma. Volvemos hacia la subida y vuelvo a coger un buen ritmo, sigo adelantando, nadie me pasa, otra bajada, alargo la zancada y torcemos, últimos 2 km. Noto un pequeño margen y acelero, paso por encima de la agonía, no puedo ni tragar la saliva, voy a todo, paso a 5 personas este tramo. Veo la meta, entro, sonrío, estoy vacio, me abrazo al triatleta que entra un poco antes, el esfuerzo nos ha hermanado, los que estáis en esto sabéis de lo que hablo. Satisfacción, me ha salido la carrera que quería, ha sido redondo. Bajo el tiempo del año pasado en un par de minutos y encima la carrera tiene entre 500 y 800 metros de más por un fallo den un cono mal puesto.
El resto de la jornada es de gran camaradería, botellines, risas, chorizos, pancetas, las bolitas de zanahoria de Mapi. Mucha comida, pudimos repetir las veces que quisimos. No se puede pedir más. El año que viene volveré, sin duda.


Agradecer a la Pomponera Mayor del Reino la cesión de las fotos. Un besote Mapi, gracias J




jueves, 26 de diciembre de 2013

¿Por qué?


¿Por qué?….la gran pregunta que nos hacen siempre a los que corremos, a los que nos tiramos medio año preparando un maratón, a los triatletas que cuadran su agenda como pueden para sacar 6 sesiones a la semana sin dejar de hacer nada. Te miran raro, no lo entienden, tampoco sabes my bien cómo explicarlo. Cómo contar las sensaciones cuando corres en grupo, las aventuras…SI AVENTURAS…que vivimos juntos, el esfuerzo compartido, la enorme solidaridad de todos los fondistas, las risas, las cervezas, los retos, las carreras, la sensación increíble de cruzar una meta y pulverizar tus límites. Y también la soledad, esos entrenamientos en invierno cuando vas solo, cuando te concentras en el esfuerzo y en tu respiración, en los arboles, en la tierra que te rodea….entonces todo desaparece, la consciencia va a un estado en el que estás conectado a todo y a nada, corres sin esfuerzo, parece que podrías hacerlo durante horas o incluso días, navegas por dentro ti con una claridad total. Estas solo y sin embargo te sientes pleno.
¿Por qué? Porque cuando llevo nadando media hora en el mar me siento pez, porque cuando voy volando con mi bici me siento pájaro, porque cuando corro me siento lleno, aunque me esté vaciando en una pista de tartán con temperaturas bajo cero a las 8 de la noche. Porque en el atletismo y en el triatlón puedes darlo todo, y está muy bien tener algo en la vida donde puedas darlo absolutamente todo. ¿Por qué? Soy yo el que te pregunta a ti por qué te pierdes todo esto. Y una última cosa, lo que es de cobardes es huir.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Carrera de Montaña de La Adrada – Cross Universidad Nebrija.

Parece que estamos en el mes de los descubrimientos, lo bueno de no haber (si es que tiene algo positivo) hecho deporte nunca es que no tengo prejuicios ni ideas preconcebidas. Me voy dejando guiar y estoy abierto a que pongan cosas dentro de mi cabeza, ocurre como con los médicos, tienes que encontrar uno que te dé confianza y a mí me pasa con mi entrenador. Si hay algo en lo que he mejorado este año, aparte de lo evidente, es en la capacidad de sufrimiento, la tolerancia a la agonía. Estamos lejos todavía de la temporada de triatlón,  tocando mucha montaña y pruebas como los crosses universitarios. Lo último que ha caído ha sido La Adrada y Nebrija.

Desafío La Adrada 20K.
Poco hay que decir del entorno, la Sierra de Gredos y en concreto esta zona del Valle del Tiétar es una absoluta maravilla. Además, los colores del otoño (mi estación favorita) impregnan estas montañas de un colorido excepcional, unos olores maravillosos y una temperatura perfecta para este duro deporte. Si a esto sumamos una organización hecha desde el cariño, un tope de 200 dorsales, una vocación de “pequeña” pero bien organizada carrera, tenemos una de esas pruebas para repetir año tras año.
La semana había sido brutal a nivel de trabajo, celebrábamos el evento BITAM y terminé absolutamente destrozado, así que a La Adrada llegaba con pocas expectativas. En la línea de salida varios integrantes del Caprus y muchos amigos, buena medicina para una semana llena de obstáculos. La carrera tiene dos distancias, 10 y 20 Km, compartiendo hasta el km 6 de continua subida donde nos separamos y los de la prueba de 20 tenemos que subir mucho más. Qué decir de las vistas, los arboles, los verdes, los marrones, los amarillos, las cascadas, las castañas, la zona es preciosa. Poco a poco se va empinando el trazado y hago varios kilómetros a ritmo sin pararme a andar, me sorprende poderosamente porque yo no era capaz de hacer eso hace pocos meses. Voy escalando alrededor de las 170 ppm y controlando la respiración al lado del Mister, ni me lo creo. Llegamos arriba del todo, avituallamiento y para abajo. La bajada es rápida, por una senda perfectamente balizada. “Lanza la pierna Suso, aumenta esa zancada” me dice Miguel, lo cumplo, vamos rápido, apoyo, apoyo, apoyo, nunca he bajado tan rápido. Entre un mar de colores aparece el valle al fondo, ¿por qué no tengo un Me Gusta en el cerebro? Si pudiese transmitir todo esto a alguien sedentario lo levantaría del sillón. Entonces llegan algunas zonas técnicas y es aquí donde aflojo, no bajo bien, mi hiperpronación es brutal y tengo unos tobillos de gelatina, apoyo con cuidado y PLAS!!! Un compi se accidenta y se hace polvo, sangre, está algo aturdido, le ayudo a levantarse y aparecen dos corredores más. Se recupera y se anima a seguir, bajamos juntos corriendo como podemos. Esto me saca un poco de la carrera, vuelvo a pillar al Mister “centrate Suso”, y me pongo a ello. Llegamos a la zona más técnica, aquí pierdo tiempo, apoyo mejor que otras veces pero no es suficiente, volvemos a la pista y vuelvo a lanzar la zancada. Tocamos asfalto, esto termina, empezamos a entrar al pueblo y SOPRESA, los de 20 se desvían. Subimos poco a poco por un camino y como una broma de mal gusto aparece la madre de todas las cuestas, ya me lo avisó Cesar Hernandez del Kerkus, pero es más de lo que imaginaba. Subimos andando, no hay fuerzas para hacerlo corriendo y los músculos de las piernas se quejan con razón. Se hace largo, es un tubo con rocas en el que no se ve el final, parecemos hamsters corriendo en la noria de la jaula, hace daño este tramo sobre todo a nivel psicológico. Y bajamos, bajada técnica a escasos 500 metros de meta, no tengo fuerzas para brincar entre piedras, lo paso como puedo y al tocar asfalto me lanzo, lo doy todo, adelanto a gente y me exprimo, entro en meta vacío y muy contento. Hoy me he sentido atleta, aunque sea solo un poquito, queda mucho por recorrer pero la dirección es la correcta.



Cross Universidad de Nebrija
Me doy cuenta de que estas pruebas cortas y explosivas son muy adictivas. Sé que las tendencias ahora mismo son a Ultramegamaratones, Tripleironmanes….y cosas por el estilo. Sin embargo yo voy al revés ahora mismo, no me llaman la atención las distancias tan largas. Supongo que tiene que ver con que tímidamente empiezo a ser algo rápido, o al menos, tener la velocidad suficiente para disfrutar de pruebas de este estilo. Es como si te dejan un F1, si no sabes manejarlo es difícil que disfrutes ni una curva, pero si coges un poco de tono muscular para aguantar el coche y te explican todos los botoncitos, probablemente flipes en colores. Y este último es mi estado, así lo siento.
Como en cualquier cross universitario fuimos muchos miembros del club, este año el dorsal lo daban a cambio de 1 kilo de comida para Filipinas, me parece una gran iniciativa. El Mister dice que la estrategia es 1 vuelta de reconocimiento y luego acelerar, bueno, lo de reconocimiento no sé donde se quedó. El circuito es duro, son tres vueltas de sube y baja con una cuesta de las que hace mucha pupa. El día anterior metimos una sesión muy fuerte de gimnasio y lo noto en las piernas, voy todo el rato a lo que doy, descubro un nuevo nivel al no poder tragar saliva, no puedo, necesito todo el aire, tengo que escupir en las bocanadas como puedo. Boqueo como un pez subiendo la cuesta antes de la meta y me lanzo a por ella como un loco. Cruzo y no puedo hablar unos minutos, tengo una pequeña sensación de bajón, nunca he corrido 6.800 metros con este nivel de exigencia. Poco a poco se me va dibujando una sonrisa, viva la explosividad, viva llevar el corazón en la boca de principio a fin, vaya sensaciones más acojonantes aunque vayas sufriendo una agonía tremenda. Sé que esto no lo va a entender mucha gente, pero es lo que siento y yo me guío por mis percepciones no por lo que le guste a la mayoría. Es un año ya casi lo que llevo con un entrenamiento estructurado y empiezo a ver cosas, y mi cuerpo me habla, y no escucharlo es una tontería.  

Arranca en breve diciembre con 3 pruebas que me gustan mucho, Cerro Marmota, Patones y Pedrezuela. Seguiremos esforzándonos y disfrutando a parte iguales, espero veros a muchos a lo largo de este mes J

lunes, 11 de noviembre de 2013

Comida rápida vs A fuego lento.

Estoy en una espiral de sensaciones nuevas para mí, aprendiendo y empapándome de todo lo que me va enseñando el Mister. La verdad es que me da un poco la impresión de que tenía una venda en los ojos, siempre que buscas información sobre entrenamientos (os recuerdo que soy bastante novato) aparecen planes por objetivo. Ahora mismo no hay más objetivo a la vista que el de hacer una buena temporada de triatlón, la clásica temporada de Sprint y Olímpico, esta última distancia me parece una pasada. Por encima de esto hay una orientación primordial que es la de formarme como atleta, con todo lo que eso significa. No hay un objetivo a la vista, no estamos entrenando persiguiendo un maratón o una marca concreta. La metamorfosis que he sufrido estos meses está siendo increíble, por primera vez en mi vida me empiezo a notar fuerte. En la Carrera del CSIC batí mi marca de 10K sin prepararlo específicamente, adelantando gente de principio a fin. En Somosierra bajé de 3 horas en una semana cargada de entrenamiento donde llegaba algo machacado a la prueba, ahora he terminado La Adrada en 2:17 viéndome más fuerte que hace unas semanas.
Que estoy muy contento es algo más que evidente, que lo mejor está por llegar también, que hay que seguir trabajando duro es obvio. Los que hemos llegado tarde a esto tenemos carencias, también las puede tener quien ha hecho cosas pero no ha seguido un entrenamiento estructurado. Lo que yo noto es que según voy entrenando aquellas facetas en las que peor estoy, no solo voy bajando tiempos sino que mis sensaciones son cada vez más increíbles y curiosamente, el cuerpo no me pide aumentar distancias sino lanzarme a por pruebas más cortas y explosivas. Más calidad y menos cantidad.

Puedes hacer un arroz con tomate Orlando y una pastilla Avecrem, o puedes hacerlo preparando un buen caldo y un sofrito de  chuparse los dedos, que te va a llevar más tiempo pero el resultado no va a tener nada que ver. Nosotros estamos en lo segundo. No dejéis de buscar el consejo de un buen entrenador, no hay color. 

Fotografía robada a mi amigo Rafa ;)

martes, 15 de octubre de 2013

Need for speed!!!!!

Así me siento, necesito velocidad y explosividad. Hace poco discutíamos en el muro de Facebook de una amiga sobre la idoneidad de seguir un plan de entrenamiento vs hacer lo que te pida el cuerpo. Yo lo tengo claro, pese a tener que sacrificar un poco esa faceta del running social, no hay nada cómo seguir un entrenamiento estructurado y planificado. Y no solo hablo en términos de resultados, también de disfrute. Siento que mi cuerpo está funcionando en la dirección correcta y me premia con sensaciones muy positivas, supongo que también me está regalando algunas hormonas placenteras. Es una sensación de armonía curiosa, soy más rápido, más potente, más resistente, soy mejor atleta y eso también lo recibo como recompensa en mi día a día. He pasado de buscar cada vez pruebas más largas a perder un poco el interés por ellas, como si mi cuerpo y mi mente me llevasen a andar el camino que no he andado todavía, y es que yo llegué tarde al deporte sin quemar las etapas oportunas.
Necesito velocidad, necesito hacer pruebas de esas en las que vas con el corazón en la boca desde el principio al final. Es algo que me sale de dentro, que cada molécula de mi cuerpo pide a gritos. Para ir más largo y más lento tengo mucha vida por delante. El 20 corro el CSIC, no recuerdo la última vez que hice un 10 K de asfalto ni mucho menos que me apeteciese tanto.

lunes, 14 de octubre de 2013

3 Crónicas 3

Llevaba desde julio sin ponerme un dorsal y la verdad es que ya apetecia, no ha sido uno sino que han caído 3 carreras en apenas 10 días y de todas he salido francamente contento. Aquí va a tricrónica J

I Carrera de Montaña Soto del Real.
Organizada por buenos amigos, una de esas competiciones que grabo a fuego en el calendario. Soto es bien conocido por La Hoya de San Blas pero en vez de caer en lo obvio que era meter por ahí esta carrera, han diseñado un circuito de montaña baja rompepiernas y precioso. Un recorrido de 12 Km accesible a todos.

La organización de 10, voy a ser honesto, esperaba algún fallo no por falta de capacidad de quien la organizaba sino por ser la primera vez que lo hacían. Y nada más lejos de la realidad, lo que demuestra que donde hay cariño y buen gusto no hace falta know-how, simplemente ganas de trabajar y coherencia. No hubo ningún fallo, lo digo de verdad, todo fue perfecto.
Para mí era un día extraño porque la rodilla llevaba una semana doliendo/molestando, llegué pronto a Soto donde me encontré con David Revuelto (por fin te desvirtualizo) y rápidamente encontré a la manada Caprus, fuimos muchos del club a esta carrera y es que a Rafa y su gente se la quiere.
Calentamiento, saludos, PUM, salimos. Arranco rápido, la cintilla tiene más riesgo de cascarse cuando la zancada es más lenta. Poco a poco empieza a molestar y de hecho tengo que parar dos veces a estirarla, incluso ando un pequeño tramito. Entonces llega la bajada, voy con algo de dolor pero mejor. Me encuentro con Carlos Sanz y su hermano y charlamos animadamente un rato, entonces me doy cuenta de que la cintilla no duele. Ha ocurrido en un instante, la molestia se va, miro a Carlos y le digo que tiro, el se queda con su hermano que va un poco tocado. Acelero hasta meta haciendo bastante rapido el último kilómetro. Veo a Rafa y le pego un abrazo bien fuerte, está pletórico, tiene los ojos brillantes del que se ha esforzado y sabe que la cosa ha salido, enhorabuena amigo.
Después post de rigor con tortillas, cervezas y una comida estupenda en el Mesón Marques. Otra gran jornada de running.

Cross Rector Carlos III
Descubrí el cross universitario el año pasado, en Nebrija. En Caprus somos un club tan atípico como divertido donde seguimos un circuito de carreras muy variado a las que intentamos ir todos los que podemos. De esa forma todos nos podemos ir preparando a largo plazo porque sabemos lo que hay, y por supuesto, sabes en qué carreras va a haber un número importante de Caprusianos. Siempre vamos en manada. Estos crosses son unas pruebas cortas, explosivas y bastante agónicas. A mi particularmente me gustan y además van bien para todo.
Cuando estábamos calentando el mister me dice que si puede hacer la prueba conmigo, lo que en su idioma significa te voy a exprimir :D
Tras un minuto de silencio por los muertos en Lampedusa salímos a toda pastilla, por delante 4.800 metros de ir a tope. El coach nos va regulando a David y a mí en un ritmo bastante fuerte, el día anterior había hecho pesas y las piernas eran un poco madera, aun así aguantamos. Hay una subida corta pero potente, coronamos y el coach nos grita que no aflojemos, voy a tope. Desde este punto al final la carrera es muy agónica, voy sufriendo y un par de veces me da sensación de desmayo, los que habeis hecho series a tope sabeis a qué me refiero. La boca totalmente abierta cogiendo todo el aire que puedo, boqueando como un pez que se muere fuera del agua y aguentando el chaparrón. Segunda subida, me dice el coah que no mire las pulsaciones, que siga, estos últimos metros entrego todo lo que tengo hasta que cruzo la meta totalmente sofocado. Creo que tardo un minuto en poder hablar, y según se pasa el sofoco me siento muy bien, creo que estoy aprendiendo a sufrir. Y seguimos sin noticias de la cintilla.

Medio Maratón de Montaña de Somosierra
La carrera que me enamoró de la montaña, que hice de una manera precipitada en 2011 con unas Saucony Hurricane con las que no me maté de milagro bajo unas condiciones meteorológicas de mierda. Es una de esas competiciones que tienes marcada a fuego por muchos motivos, el primero ya lo he puesto, el segundo que todo el dinero recaudado va para fomentar el deporte en discapacitados, el tercero que es una preciosidad. Este año me hacía ilusión bajar de las 3 horas pero no iba a estar fácil, la carrera entra dentro de un plan global de entrenamiento centrado en sentar las bases para la temporada de triatlón de 2014. Eso implicaba que era el sexto día de ejercicio físico de una semana curiosa en la que había hecho pesas el viernes, corrido un cross a pincho el sábado y llegué algo tocado al domingo, claro. Aun así, lo iba a intentar.

Como siempre caras conocidas y miembrus de mi club. Salimos y aunque intento ir con El Juli el tio pilla un ritmo que no puedo seguir, está hecho un toro, cuando me dijo que había hecho 2:38 flipé en colores, literalmente. Seguía con el plan que era ir tranquilo al principio, las piernas dolían, supongo que del trabajo de gimnasio y el día anterior. La verdad es que iba incómodo pero poco a poco la musculatura se iba adaptando mientras iba haciendo la goma con el gran Pepemillas. Pepe soñaba con bajar de 3 horas, terminamos juntos Somosierra en 2011 compartiendo muchos kilómetros de sufrimiento y un abrazo en la meta nos hermanó para siempre. Son las cosas que tiene este deporte y sé que el lo siente igual. La "Cuesta su puta madre" este año era más larga pero fué donde empecé a tener buenas sensaciones, cuando llevábamos unos 6 Km de carrera. Al llegar al pico Tres Provincias no lo puedo evitar, cogo el móvil y grabo un vídeo, el día está precioso, con un sol estupendo y algo de fresquito. Me avituallo y para abajo. Este es el tramo más técnico de la carrera, una cuesta abajo pronunciada con mucha roca suelta, aquí noto que los cuadriceps no están para tonterías así que bajo contenido, entonces pillamos otra vez la pista y sigo corriendo, y sigo, y flipo porque aquí es donde siempre ando. Desde el pico hasta el último avituallamiento no ando nada, alucino, me veo cansado pero con suficientes fuerzas. ¿Lo que he mejorado desde el año pasado!
Tras bebr un poco y morder una naranja me lanzo cuesta abajo, voy justo pero voy, hay un par de rampas y en la última tengo que andar un poco y entonces aparece, el último giro, bajo por las piedras con una sonrisa de aquí a Escandinavia y cruzo la meta, 2:56, CONSEGUIDO. Pepe aparece dos minutos después, también lo ha conseguido, y para remate JAN hace 2:50 y Juli 2:38. Día redondo y precioso. ¿Se puede pedir más? 

viernes, 4 de octubre de 2013

El trabajo de fuerza no solo funciona sino que es fundamental.


No hay evolución sin un buen trabajo de fuerza, es algo que lees repetidamente en foros, revistas, que el entrenador te dice, que a veces te cuesta, que a veces da pereza, que lo terminas haciendo y de repente un día ves que funciona. Está claro que en esto de los deportes de fondo ya está todo inventado, otra cosa es que queramos o no queramos hacer caso a todo lo que hay que trabajar. Desde que tengo entrenador le he hecho caso en todo y he mejorado en los meses que llevamos juntos lo que no he mejorado nunca, lo mejor es que no veo techo, creo que hay margen de mejora….pero vamos al tema de la fuerza y sus beneficios.
Estoy mal hecho, soy ectomorfo, tengo las piernas en x, mis caderas son un desastre, mi pronación es descomunal….encima soy del Atleti y no había hecho deporte en mi vida. Lo bueno de saber esto es que entiendes por qué tus mejoras son relativamente lentas y por qué esas otras cosas como la fuerza cobran especial importancia. Ahora que llevo ya unos meses con bastante trabajo de pesas detrás veo que me fatigo menos subiendo con la bici o corriendo, tengo una mejor brazada nadando, cuando corro por montaña bajo mejor y asimilo bien los entrenamientos aunque sean duros. Y muy importante, sigo sin lesiones. Hace poco apareció dolor en la cintilla (mi mayor debilidad) y siempre que ha aparecido este dolor he terminado lesionadome en un breve espacio de tiempo. Esta vez no ha sido así (toco madera) el dolor se ha controlado y he seguido entrenando a buen nivel, no solo eso sino que a día de hoy la molestia ha desaparecido. Espero que siga así por los siglos de los siglos.

Con esto qué quiero decir, yo no entiendo de fisiología ni nada que se le parezca pero es fundamental trabajar la fuerza si quieres evolucionar y a las pruebas me remito. Pesas, gomas, TRX, Fitball, lo que sea…la cosa es hacerlo y que alguien supervise ese trabajo porque tiene miga. En unos meses aparecerán los resultados, me parece fundamental no solo para triatlón, también para corredores, ultras y toda la familia fondista. Merece la pena incluso perder un rodaje para hacerlo y meterte en el gimnasio o donde puedas,  porque estarás equilibrando la balanza, eliminando molestias y lesiones, y convirtiéndote en un deportista mucho más completo, fortaleciendo no solo mejorarás sino que aumentarás las posibilidades de hacer esto durante mucho tiempo.   

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El corredor donde me encontré con el miedo.

Si hice una entrada en este blog celebrando lo bien que me rindió la cabeza en un momento delicado también quiero hacerlo sobre la primera vez que me bloquee, no sé si fue el miedo el que me encontró en el corredor del mismo nombre que sube al Yelmo, o por el contrario, fui yo quien salió en su busca. La cosa es que me vi superado y no pude reaccionar en una circunstancia extraña para mí, al final cumplí y completé el recorrido gracias a la fe total que tengo en el coach y el resto de la manada.

El Corredor del miedo es una pequeña grieta por donde se accede al Yelmo donde no cabes de frente, tienes que entrar de lado y aún así apenas tienes espacio. Rápidamente te ves inmerso en un mar de granito en el que apenas puedes moverte, donde no puedes darte la vuelta, y donde no puedes agarrarte a nada. Entonces llega un momento en el que hay que subir a una piedra para seguir dirección a la cumbre del Yelmo, la técnica es hacer presión con las manos y el culo y empezar a subir como se puede, y este es el momento en el que yo, que siempre reacciono bien en momentos de tensión, me desinflé. No sé muy bien lo que fue, quizá el no poder moverme, que mis manos no se podía agarrar a ningún sitio, que no había escapatoria a derecha o izquierda, que era algo que jamás había hecho, que no lo había visualizado, que era la primera vez que una montaña me engullía entre la roca…..la cosa es que tuve miedo, si lo reconozco, tuve miedo. A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Entonces apareció la mano amiga de Miguel, en el que tengo una confianza total y es que el sabe perfectamente de lo que soy capaz y lo que no, que me levantó en vilo prácticamente para llegar a la roca. Desde aquí ya fue más fácil y una vez en el Yelmo volvía a ser yo, volvía a saltar de roca en roca y disfrutar de la montaña. Mereció la pena, estar subido a un pico que es realmente una inmensa roca de granito donde caben 10 estadios Santiago Bernabéu (me encanta la física con unidades futbolísticas) enteros, no se puede explicar. Las vistas, el silencio, la paz de la montaña; nos quedamos un rato simplemente sentados y disfrutando del momento. Y llegó la hora de bajar, tuvieron que ayudarme pero bajé bastante mejor y más confiado. Cuando salí de la grieta sentí alivio, algo de frustración, y por supuesto algo de orgullo, al fin y al cabo pude hacerlo gracias a la ayuda del grupo. La cosa es que tengo ganas de volver.

Sí, yo encontré al miedo en el corredor del mismo nombre y no me avergüenza reconocerlo.



miércoles, 28 de agosto de 2013

Sacrificio, esfuerzo, determinación......si vale, pero también paciencia y humildad.

Me lancé a correr a finales de 2006, creo que en diciembre si no recuerdo mal, motivado por un sobrepeso que iba a más y varios problemas añadidos como el no poder dormir bien, hacer malas digestiones y que en general, mi cuerpo me pedía una forma de vida más sana. Ahora mismo no me concibo sin esa pata tan importante que es el deporte, he adquirido cierta madurez en estos años y creo que tendemos a equivocarnos en una cosa, no somos pacientes, yo me incluyo. Hablo de ese grupo (que es el mío) de los que no hemos echo deporte hasta los 30 como poco.

Cuando empiezas a correr y prácticamente no has terminado el primer 10K (que fácil se dice ahora 10K) ya estamos pensando en Maratón, creo que es normal porque entrar en el mundo del running hace que te relaciones con gente que ha hecho cosas, busques información en internet como un loco, leas crónicas, compres revistas, hagas caso a la mercadotecnia (el bombardeo es brutal).....y ZAS! En menos que canta un gallo ahí estas sin haber hecho deporte en tu puta vida y preparando los 42.195 metros. Yo, al igual que muchos, he caído en ese error y sí, creo que es un error.

Pienso que en cierto modo vamos buscando esa experiencia religiosa o mística que nos haga crecer como seres humanos, coger confianza en nosotros mismos y hacer algo que nos haga diferentes. Y está bien, pero con paciencia, creo que se puede hacer todo pero si vas paso a paso todo saldrá mejor, tendrás mejores sensaciones, menos lesiones y muy importante: PODRAS HACER ESTO TODA TU VIDA. Para ello hay que agarrarse a dos patas del banco del deporte de fondo de las que poco se hablan: la paciencia y la humildad. Si eres paciente y eres humilde no solo podrás conseguir todo lo que te propongas sino que lo harás con mejores sensaciones de las que te piensas, y por supuesto, tendrás una vida deportiva muy larga. Si volviese a 2006 haría las cosas de otra manera, pero creo que he visto la luz a tiempo y curiosamente, es ahora cuando más estoy disfrutando. Y lo que nos queda por delante.

martes, 27 de agosto de 2013

No somos bichos raros, somos triatletas...

Pues sí, y ser triatleta significa que no eres nadador, no eres ciclista y no eres corredor.....sobre todo en temporada. Es verdad que muchas veces te sientes un poco marciano cuando el año va entrando y empiezas a dejar de ir a las típicas kedadas o a las competiciones que están siguiendo la mayoría de tus amigos. Tienes que dedicar los fines de semana a unos entrenamientos muy específicos, aprovechas para estar mucho tiempo en la bici y probar transiciones del estilo: 2.000 metros nadando con 90´de bicicleta, lo que supone que estás más de 2 horas liado día si y día también.

Hay que tener en cuanta que a la hora de preparar, tanto corta como larga distancia, vas a tener que entrenar entre 5 y 6 días a la semana doblando varias veces. Si encima tienes algún contratiempo puede haber alguna semana sin día de descanso, como me ha pasado a mí esta temporada. Lo bueno es que los entrenamientos son tan duros como variados, aunque hay que sacar tiempo de debajo de las piedras para poder cumplir con todo es verdad que no hay un día igual a otro y eso lo hace muy divertido. Lo curioso del tema es que estás deseando que llegue la temporada y meterte como un cerdo en una cochiquera en esta dinámica, te dejan de llamar la atención otro tipo de competiciones, te dan pereza. El cúmulo de sensaciones que pasas en un triatlón no lo he visto en ninguna otra cosa, además en cualquier distancia, porque cada una tiene su miga. Salir del agua con el corazón en la boca, coger la bici y bajar un puerto a 70 Km/h justo después, por ejemplo, es algo que te transmite unas sensaciones únicas e increibles.

Soy una persona espiritual, que no religiosa, y poder estar en contacto con la naturaleza a través del agua, el aire, y la tierra, como ocurre con el triatlón me da la vida.......me siento vivo. ¿Soy un bicho raro?

viernes, 23 de agosto de 2013

Fin de temporada. Hay que sembrar desde ya para recoger en 2014...

Es agosto y aunque se puede alargar la temporada de triatlón hasta finales de octubre he decidido darla por terminada. He cumplido mi objetivo y no ha sido un año fácil, así que toca echar el cierre y empezar a trabajar len os pilares para el año que viene.

Ha sido una temporada que se ha hecho un poco larga porque empecé en septiembre-octubre del año pasado a buscar una competición exigente. Primero fue el Maratón de Malaga pero me lesioné la cintilla, después empecé a preparar el MAPOMA cruzándolo con un reto solidario y me lesioné de la otra pierna, igual que en Málaga fue la Cintilla. El coach y yo lo intentamos todo pero fue imposible así que empezamos la temporada de triatlón antes de lo que pensaba y es que este es un deporte muy poco lesivo que equilibra mi cuerpo.  No tenía pensado hacer un Half, ninguno cuadraba, hasta que se cambió la fecha de Riaza, había unas 16 semanas por delante y nos pusimos a trabajar. Me quedó la espina de conseguir el dinero para Juegaterapia y no haber hecho el maratón, que era mi parte del reto, tenía que remediarlo y el coach lo entendió. Entonces apareció la varicela, que me dejó fuera de juego y el resultado fue que hubo que entrenar todavía mas fuerte, semanas sin descanso y doblando sesiones. El objetivo se consiguió y he quedado saciado :)

Ha sido un periplo largo y un poco raro, quiero hacer las cosas bien, me lo pide el cuerpo y la mente. Ahora hay que centrase en la montaña, tiradas largas en bici, gimnasio, el circuito de cross universitario,  el Circuito Caprus, seguir adelante en definitiva pero con orden. No sé todavía como será la temporada que viene pero los 1.5-40-10 creo que van a tener una presencia importante. Nos vemos en la montaña!!!! ;)




martes, 20 de agosto de 2013

La cabeza también se entrena, crónica de una reacción tras hostiarme en competición...

Cogí con muchas ganas el Wild Wolf Series después de pasar una varicela que me impidió ir al ITU y que hizo peligrar, y por supuesto complicó mucho, la preparación que estaba llevando. En el segmento en bici justo cuando coroné Garabitas cogí el bidón para beber, y entonces ocurrió......un bache torció el manillar y me fui al suelo. Recuerdo la primera sensación de frustración: "no es tu año Suso" eso es lo primero que salió de mi cerebro. Me había raspado todo el lateral y dolía, rápidamente vino gente que me ayudó, levantaron la bici, me levantaron a mi, me preguntaban. Ví la herida, iba de la pierna hasta el brazo aunque tampoco me parecía gran cosa, me eché un poco de agua y entonces ocurrió. Algo en mi cerebro hizo CLICK, algo cogió los mandos, me quité de encima la gente y sin pensar me subí a la bici. Empecé a pedalear, cada vez más rápido, con rabia, sin pensar, creo que debía tener la misma actividad cerebral que el cambio automático de mi coche. Las mandíbulas apretadas y rodando a toda velocidad, llegue a la bajada (peligrosa) y me quedé sin desarrollo, el dedo seguía pulsando repetidamente la maneta de cambio buscando un piñón más que no existía, tumbé en dos curvas lo que no he tumbado en la vida sin tocar prácticamente el freno. Como un autómata saqué los pies de las zapatillas y me dispuse a entrar en boxes. Me bajo y CLICK, cerebro conectado, hola mundo. Mi YO consciente vuelve a coger el control. De aquí a meta poca historia y buenas sensaciones, salí pitando alucinando con lo que acababa de ocurrir y me salió una buena carrera la verdad.

Y ahora vamos al meollo del tema. Unas semanas antes de esta competición, en medio de toda la carga brutal de entrenamiento que metimos después de la varicela, tocaba subir un puerto como preparación a Riaza. Pero claro, para que subir uno si se pueden subir dos. Primero cayó Morcuera, una experiencia increíble y muy bonita la verdad. aunque dura. Tras un breve descaso salimos dirección a Canencia, entonces el coach me empezó a hablar sobre psicología deportiva, los diferentes YO que tenemos y como actúan según tus circunstancias, cómo bloquear lo negativo en caso de fatiga extrema o cuando lo estás pasando mal en una competición. Y entonces me dejó solo, bueno solo con las cuestas de la cara norte de Canencia, había que poner en práctica todo lo hablado y mejor sin avisar claro. La cosa es que funcionó, iba roto, sufriendo lo que en la vida pero gracias a la cabeza lo hice. Esa experiencia la tuve muchos días en la retina y la guardo en mi memoria con especial cariño. Y ese entrenamiento fue el que sacó ese Suso que cogió los mandos cuando me fui al suelo en Garabitas, por cómo soy estoy seguro que habría terminado cogiendo la bici y terminando el triatlón pero sin esa reacción tan alucinante, automática y determinante. Si pudiese volver a repetir esa competición no quitaría el golpe, dolió pero me enseñó mucho, aprendí que no todo es cabeza en el deporte de fondo y resistencia como suele decirse sino que es otra cualidad más, muy importante eso sí, que hay que entrenar convenientemente. Y si lo haces tendrás resultados interesantes, de la misma forma que si entrenas la fuerza, la velocidad, el fondo, etc.
.

viernes, 16 de agosto de 2013

Crónica Half Riaza Triathlon, la primera competición en la que llego el último y la que más me ha llenado.

Dice una buena amiga que el destino te termina encarrilando a donde tienes que llegar. Al terminar el verano de 2012 quería hacer un gran reto, correr una prueba larga. Intenté preparar el Maratón de Málaga y luego el de Madrid, en ambos me quedé fuera por lesión. Entonces el universo se cuadró cuano la Federación de Castilla y León cambió la fecha del Half Riaza Triathlon, prueba dura que hice el año pasado en su versión corta. Y aquí tenía que llegar porque no me paró ni una terrible varicela que me dejó 2 semanas fuera de juego, entrené muy duro para llegar a la línea de salída y gracias al expertisse de Miguel Rodriguez completé la prueba que más me ha llenado hasta la fecha. No quiero enrollarme más sobre los meses previos, hubo semanas muy duras de entrenamiento y cuando miro todo lo que hice alucino en colores. Pero vamos a Riaza, que es de lo que vá esta entrada.

El sábado 27 lo dejo todo preparado y subo a Imperiosa a la T1, aunque se puede preparar todo el día siguiente la organización nos da la posibilidad de dejar las bicis el día anterior. Las transiciones en esta prueba están separadas, la natación y la T1 se encuentran en el precioso embalse de Riofrio, subiendo el comienzo del puerto de La Quesera, la T2 unos 7 km más abajo en el pueblo de Riaza. Subimos Almu, Josu, David, Javi y un servidor. Se notan los nervios y las mariposas, esas sonrisas mitad nervios, ilusión, un poco de miedo. Hay risas, consejos, ánimos. El embalse está bonito, el agua limpia y tranquila, casi dan ganas de quedarse a dormir. Hace algo de frío y sopla un inquietante viento que sufriríamos el día siguiente. Casi me parece mentira estar 1 año después aquí, haciendo la prueba larga, unos 100 km entre las 3 disciplinas. Sin más nos bajamos, lo tenía todo preparado así que ceno y me voy a la cama.

Me despierto 10 minutos antes de las 4:30 de la mañana, me pongo en marcha, desayuno, repaso todo mil veces y al coche. He desayunado poco pero gracias a Jaime de Triatlon Store descubrí una barra de Victory Endurance que me va muy bien los días de competición en los que hay que levantarse muy temprano y el estómago está para pocas cosas. Llego a Riaza, frío, noche, locos del tri que llegan, buenas sensaciones. Llego el primero al control de la T2 y aparece un tal Luis, charlamos un poco y me parece un tipo majo, resulta que era amigo de Almu. Esto es un pañuelo. Aparece el resto de la tropa y montamos la T2. Dejo zapas, calcetines, gorra y un gel. Me monto en el autobús de la organización y subimos a la presa. casi parecemos profesionales, la organización es soberbia. Entro en T1 y lo monto todo tal y como lo he estado visualizando varios días antes, el triatlón es el deporte de los pequeños detalles y hay que prestar mucha atención a los preparativos. Veo a mi alrededor que la gente que va al triatlón largo son auténticas máquinas, "Bueno Suso, eres tu contra las 7 horas que hay de margen". En otras pruebas (franquicias principalmente) dan más tiempo, aquí no.

Una vez que los jueces confirman que el neopreno está permitido ya todo ocurre, al menos en mi mente, muy rápido. Me pongo el Aquaman ADN con el que estoy encantado, últimos preparativos y vemos salir a los del Short. Casi sin pestañear se monta nuestra cámara de salidas y al agua. Temperatura perfecta, nado un poco para ir calentando, y llega el momento por que llevo meses peleando: "¡Triatletas en posición, estáis a las ordenes del juez de salida!" Bocinazo y al lío.

Somos unos 80 en el agua y el embalse es muy ancho, hay dos boyas de referencia y dos de giro con espacio para nadar sin problemas. No hay hostias como en otros triatlones en los que he estado. Rápidamente encuentro mi ritmo, tenemos que dar dos vueltas de 1.000 metros, en la segunda cometo un error y es que el sol me confunde y voy hacia la boya de giro que no es. Me doy cuenta y tengo que recular un poco. Acelero al hacer el último giro y me lanzo a por la zona balizada para poder subir a la presa. Salgo en 39´del agua, me voy quitando el neopreno mientras corro y hago la transición tal y como tenía pensado. Cojo mi montura y se me cae un gel que pensaba llevar en la bici por si acaso, me avisa un juez y dudo en dar la vuelta, el destino aparece (si lo pensabas llevar, llévalo) me dice la cabeza así que retrocedo y lo pillo. Y esto tendría una trascedencia brutal después.

Bajamos con frio el puerto de La Quesera hacia Riaza, voy helado pero no quiero perder tiempo, ya se pasará. Bajando me quedo sin desarrollo, no sé que velocidad alcancé pero iba a toda pastilla. En Riaza me gritan, es Roberto Capilla, GRACIAS! Y empieza lo duro, el circuito de bici.

Según termina Riaza la primera cuesta, cuando coronas no hay llano sino una sucesión de toboganes hasta llegar a un pueblo llamado Alquite donde hay una bajada de ir a tope, que luego hay que subir claro. Me cruzo con Josu, David, Almu y un conocido del Diablillos. Aquí es donde me sorprende el viento, no me he dado cuenta porque me pegaba de culo al venir lo que quiere decir que nos pegará de frente en las subidas. No lo pienso mucho, la bici es lo que peor llevo y más me cuesta, sigo con el plan. Aparece una rampa en la que pega el viento de frente y me quedo casi parado, sufro un poco pero lo supero y subo hasta el primer avituallamiento. Vuelta y a por las subidas. Y efectivamente, hay mucho viento en contra, subimos tramos que están alrededor de un 10% de pendiente, con viento en contra. Brutal, empiezo a sufrir y es entonces cuando aparecen todos los consejos y todo que he aprendido al lado de Miguel, me voy acordando de todo según voy avanzando. Cuando pienso en que tengo que dar otra vuelta aparecen pensamientos negativos, pero los borro y me centro en ir pedalada a pedalada. Me concentro, un poquito echado adelante, pisada plana, controla tú la respiración, come, bebe, sufre, y SIGUE!!!!! Llego a Riaza y vuelta a empezar, segunda vuelta, el aire mucho más fuerte que en la primera. Pienso en el gel que llevo, tiene cafeína, "deja de tomar geles del bidón y tómate este al dar la vuelta en El Negredo", pienso. Así lo hago, noto el empujón de la cafeína que me ayuda un poco para completar la segunda vuelta. Nos cruzamos varios triatletas y converso con alguno pero no puedes pillar ninguna rueda, a pesar del cansancio me concentro en no incumplir el drafting aunque ganas de coger una rueda y protegerme del viento no me faltan. A veces voy solo por la carretera, te sientes un poco extraterrestre la verdad pero es una sensación que tiene cierto encanto. Cuando veo Riaza al fondo sonrío y siento una satisfacción enorme que recorre mi cuerpo y es que al empezar quería hacer la bici en 3 horas como mucho, ahora se trata simplemente de llegar al corte y poder terminar la competición, y he llegado con tiempo suficiente para hacerlo. Justo al entrar en Riaza una última cuesta hasta llegar al pueblo, pongo el 34 y el 28 y subo tranquilo intentando relajar lo que pueda las piernas hasta llegar a la transición. Como detalle de lo que soplaba, hubo un momento en el que tuve que quitar prácticamente todo el desarrollo en llano para, simplemente, poder mover la bici. a esto se sumaba un circuito que es duro pero que me ha enseñado mucho y he ganado una confianza brutal para afrontar futuras competiciones.

Me bajo de Imperiosa y aparece la cruda realidad, las piernas están muy cargadas. Me noto con fuerzas, me he alimentado bien, pero muscularmente estoy roto, así de simple. Hago la transición y arranco los 20 km de carrera con la certeza de que a la meta llegaré si consigo dosificar y gestionar mi musculatura inferior, hay riesgo de calambres, tirones o una lesión. Así que me agarro al CaCo, corro y cuando veo que las piernas se convierten en madera o hay riesgo de calambres, ando rápido hasta que la cosa se relaja. Y así, poco a poco, juntandome con unos y con otros, compartiendo conversación y ánimos con varios compañeros de fatigas y los ánimos de Almu y Mariano en cada vuelta llego al último avituallamiento, me quedan 3 Km hasta meta. Y entonces me doy cuenta de que voy el último, y me da igual, ni bajón psicológico ni nada, he visto varios abandonos y es entonces cuando entiendo la cultura finisher de este deporte. Decido poner toda la carne en el asador y desde aquí consigo trotar hasta la meta sin parar, los cuadriceps amenazan con subirse, los gemelos hace rato que no están, los isquios duelen y los sóleos parecen papilla. Francamente, me duelen hasta las pestañas pero sigo paso a paso, poco a poco, concentrado, funcionando de manera automática, aislado y a lo mío, hasta que veo la meta. Sonrío, no puedo esprintar aunque me gustaría, apenas puedo mover las piernas de hecho debo parecer Triatleta de La Calzada, pero sonrío y cruzo el arco y me río, y veo a Almu, y lloro claro. Se me caen las lágrimas y me siento feliz, muy feliz. Y soy feliz no por haber hecho esta dura prueba, lo soy porque el año pasado descubrí el triatlón pero este año me siento triatleta, el destino me ha traído hasta aquí (no sin esfuerzo) y quiero quedarme. Finisher con 6:31:12 y encantado con este deporte y todas sus distancias. La temporada se acaba y toca volver a la montaña y los crosses.





Gracias Miguel por creer en mi , y gracias a Rafa Tibu y los Caprus por todo lo que me habéis dado. Se os quiere :)

Y gracias a la gente de Riaza que no nos dejó de animar en todo el recorrido, el año que viene me gustaría volver a esta prueba tan dura y bonita.

Fotos sacadas del perfil de Laetus, Almu y Roberto Capilla.

Hola mundo

Bueno pues llevaba tiempo dándole vueltas a la cabeza sobre hacer un blog y me he lanzado, el por qué es simple, a finales de 2006 decidí dejar una vida sedentaria y apareció el deporte en mi vida. Todavía recuerdo aquella primera salida en la que no pude correr ni un minuto seguido, literalmente, ahora soy triatleta y el deporte es una parte fundamental de mi vida.

Durante estos años he tenido varios baches en mi vida, incluyendo un divorcio, y ha sido el deporte lo que me ha mantenido centrado, equilibrado y fuerte. Lo he soportado todo y he conseguido salir de todos los hoyos en los que me he caído. Gracias al running he ampliado mi círculo de amistades y conocidos con gente que, y lo digo muy francamente, merece mucho la pena. Unos no pasan de ser compañeros de sudor y fatígas y otros ya trascienden esa barrera y se han convertido, o se están convirtiendo, en amigos. La cultura del cansancio y el esfuerzo hace que surja un fuerte vínculo entre todos nosotros, los que corréis y estáis en este mundo sabéis perfectamente de lo que hablo.

No quiero enrollarme mucho, no quiero que este sea un blog de entradas largas sino de reflexiones dinámicas. La verdad es que tengo la necesidad de ir contando todo lo que voy descubriendo y es que tengo la extraña sensación de que mi conversión a triatleta es realmente el principio de todo, he encontrado lo que más me gusta hacer en el mundo, por fín, a mis casi 38 años. Lo bueno es que me queda mucha vida para disfrutarlo. Poco a poco iré diseñando y adaptando este blog con mis pajas mentales. Sed buenos :)