viernes, 27 de diciembre de 2013

Crónica del Cross de Patones – Carrera redonda, día perfecto.

La de Patones es una de esas carreras que rezas todos los años porque no cambie y lo bueno es que no cambia. Es un cross de 12,5 Km organizado por una asociación de vecinos donde no falta de nada, y no solo eso, al finalizar hay una parrillada de panceta y chorizo para todos los participantes. Si encima sale un buen día de sol y te sale la carrera que quieres llegas a casa con una sensación de bienestar muy elevada.
Como siempre llego pronto, es algo que no puedo remediar. En el coche le iba dando vueltas a la estrategia, un fallo que cometo es salir muy rápido así que esta vez se trataba de contenerme en los primeros compases. El día es frio pero bonito, con un sol de justicia y nada de viento. Perfecto. Aparco, recojo dorsal y enseguida me empiezo a encontrar con todos los miembros de esta gran familia que somos los atletas populares. El ambiente es inmejorable, tomamos café y casi sin darnos cuenta calentamos y dan la salida.
Me ciño al plan, controlando alrededor de las 160 ppm hasta la “cuestaloscojones” que hay entre los kilómetros  4 y 6. Voy con un grupo del Club 4 pipas donde me encuentro a gusto, vamos ligeritos pero sin forzar. Enseguida veo que no cuadran los postes con el kilometraje y el Garmin, hay un desfase de unos 600 metros. No le doy más importancia y sigo, el día es precioso, está todo de un verde espectacular que resalta con los rayos del sol. Apenas noto esfuerzo, voy como flotando, pienso en mis cosas pero no pierdo de vista el pulsómetro. La cuesta, sensaciones, respiración, guíate por la respiración, la montaña te pondrá en tu sitio. “Cuestaloscojones” son 2 km de un desnivel considerable que va enlazando una curva con otra de forma que no ves el final nunca, tienes esa sensación a la mitad de que eres un ratón en una noria del que alguien se está riendo. La clave de esta carrera está aquí, encuentro mi ritmo, braceo y voy junto a otro triatleta, nos conocemos de vista del Astromad de hace un par de años, nos relevamos, vamos en paralelo, nos cagamos en todo lo cagable y seguimos, y llega el final, la cuesta se modera, no he andado, victoria. No me descentro, alargo la zancada sin bajar la sensación de esfuerzo buscando el segundo aliento, y llega, y vuelo, y me siento Dios. Adelanto al triatleta sin nombre y a bastante gente. El valle está precioso, incluso a más de 170 ppm hay margen para disfrutar de la naturaleza, ¿hay un Me Gusta para esto, para poder transmitir todo lo que siento? . Llega la bajada con su famoso salto, me adelanta el triatleta y un par de tipos, bajo mal, es mi talón de Aquiles, mis tobillos son de goma. Volvemos hacia la subida y vuelvo a coger un buen ritmo, sigo adelantando, nadie me pasa, otra bajada, alargo la zancada y torcemos, últimos 2 km. Noto un pequeño margen y acelero, paso por encima de la agonía, no puedo ni tragar la saliva, voy a todo, paso a 5 personas este tramo. Veo la meta, entro, sonrío, estoy vacio, me abrazo al triatleta que entra un poco antes, el esfuerzo nos ha hermanado, los que estáis en esto sabéis de lo que hablo. Satisfacción, me ha salido la carrera que quería, ha sido redondo. Bajo el tiempo del año pasado en un par de minutos y encima la carrera tiene entre 500 y 800 metros de más por un fallo den un cono mal puesto.
El resto de la jornada es de gran camaradería, botellines, risas, chorizos, pancetas, las bolitas de zanahoria de Mapi. Mucha comida, pudimos repetir las veces que quisimos. No se puede pedir más. El año que viene volveré, sin duda.


Agradecer a la Pomponera Mayor del Reino la cesión de las fotos. Un besote Mapi, gracias J




2 comentarios:

  1. Cierto, tuvimos un día genial, con temperatura perfecta y mejor compañia.
    Enhorabuena por mejorar tu marca.

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