lunes, 19 de mayo de 2014

El tímido chico de la bici.

Ya son tres los años que llevo subido a una flaca. Recuerdo nítidamente el día que fui a comprarla, el pánico que sentí al ver los pedales automáticos, el vértigo de no haberme subido a una bicicleta desde los 12 años (literalmente). Resulta que el jodido soñador que soy se propuso ser triatleta y es requisito imprescindible dominar la bici de carretera. Recuerdo los miedos la primera vez que me subí, el inexistente equilibrio, el no saber para qué coño servía un desarrollo, ser completamente incapaz de soltar una mano, tener que pararme para poder coger el bidón y beber.

Es imposible olvidar el dolor de culo, cuello y espalda cuando no había hecho 20 kilómetros ni siquiera. La sensación de impotencia al quedarte sin fuerza en cualquier mínima cuesta, tirar de molinillo a las primeras de cambio porque era imposible mover los pedales. El pánico absoluto a la carretera, el ser incapaz de seguir una línea recta y otros tantos miles de detalles. Todo vino a mí hace unos días cuando entrenaba en la Casa de Campo. Terminaba unas series corriendo y le vi, un chaval de unos 35, regordete, con miedo, ilusión, muy parecido al Suso de hace tres años. En su mirada había una mezcla de miedo, ilusión y certeza. Apenas podía manejar la flaca, torpe al subirse, inseguro en el manejo, muy torpe al bajarse, tampoco podía coger el bidón y mil detalles más, como yo hace tiempo. Me quedé pensando un rato en todo lo que había pasado estos últimos años. Me dieron ganas de acercarme, de decirle que se puede, que no se preocupase, que todo lleva su proceso, que no se precipitase pero que fuese constante. También que se rodease de buena gente, de la que te enseña poco a poco, no de la que te obliga a hacer cosas que supongan un peligro, o de las que enseguida te hacen quemar etapas. Hay algo que nos cuesta entender en la vida y es que todo lleva su tiempo, que no por llegar antes vamos a llegar mejor o ni siquiera llegar. Los buenos guisos se hacen a fuego lento. Pero el chaval se fue y no me dio tiempo a hablar con el, una pena.


Tres años después de subirme por primera vez a una flaca, de encontrar mi pasión en el triatlón, lo de menos es haber aprendido a manejar una bici de carretera y hacer cosas que pensaba imposibles para mí. Lo más importante es aprender a pensar en largo, a tener paciencia, diferenciar la paja del grano y ser mejor persona. En general, estos tres años he aprendido más sobre la vida que sobre el triatlón. Pero realmente, todo empezó entrando en una pequeña tienda de bicicletas del Paseo de las Delicias cargado de ilusión.

6 comentarios:

  1. Bonito. Un excitante camino andado...y lo que queda!!!
    Un abrazo

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  2. Bonita reflexión Suso y muy acertada, añado. La suscribo.
    Nota_ El figura que pasa a tu lado en la foto ¡¡¡quería tu bici!!! o tu culito o tu cartera XD
    Alberto 'RunnerChef'

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  3. Como buen caminante, vas haciendo camino al andar. A seguir caminando Suso.

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  4. Genial entrada Suso, me han encantado tus reflexiones! por cierto, te has fijado en la cara del chico que pasaba a tu lado mientras sujetas orgulloso a Imperiosa? Yo creo que ahora también se cuelga un dorsal, aunque sin duda también aprecia tu sex-appeal. MMMMUA

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  5. Buena reflexión suso....
    yo ando ahoa más o menos igual, me acabo de pillar una burra, ( de montaña) estoy como loco por que me llamen de la tienda y me digan que ya la tienen... ilusión para parar un tren de mercancías, ya veremos como acaba todo....

    Por cierto.... Hay otra forma de pillar el bidón del agua que no sea parando??
    :p
    yo de momento pararé jiji

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