domingo, 1 de junio de 2014

III Triatlón Olímpico sin Drafting Juarros de Voltoya


La de Juarros es una prueba con mucho sabor, de esas competiciones que crecen por el boca-oreja, de las que no ves un mal comentario en ningún foro y de las que vuelan los 160 dorsales en menos de un día. Yo llevaba un par de semanas complicadas, por temas de curro y otras índoles, no me había podido centrar en la competición como me gusta hacerlo. De hecho, el jueves, no tenía ni puta gana de ir a Segovia para participar en un triatlón, a pesar de ello nunca dudé en ir, no está en mi ADN doblar la rodilla a las primeras de cambio. El viernes disfruté de una cena con un par de buenas amigas y los peques, me relajé, dormí muy bien y el sábado volvieron las ganas. Tuve, además, una charla telefónica con el Mister y me dijo algo que me terminó de animar: “a veces cosas externas nos quitan las ganas de hacer lo que más nos gusta, pero eso es momentáneo”. Dicho y hecho, el Triatlón es mi pasión, mi novia, disfruto como un niño cuando lo practico. Salí para Juarros cargado de ilusión de nuevo y volví feliz, cansado y con 24 euros menos por los peajes de la AP-6.

La prueba era por la tarde, así que dediqué la mañana del sábado a preparar todo con mimo. Tomé una decisión muy acertada, los partes meteorológicos de la zona eran entre malos y desastrosos, así que me llevé de todo para ya decidir in situ. Entre el material iba una chaquetilla que fue clave.

Llegué a Juarros y en seguida me encontré con amigos, Almu, Antonio, Jesús y su mujer (los conocí el sábado pero ya se sabe lo que tiene esto, como si los conociese de siempre), Concha, etc. Ya no tengo tensión, estoy ansioso por empezar, llevo una sonrisa de oreja a oreja. Me paseo para observar bien el embalse, como me dijo Berri es un charco grande, pero el entrono es muy bonito. La meteorología empieza a acojonarme un poco, el viento es brutal y empieza a llover. Cogemos dorsales, preparamos la transición, charlamos con los jueces para aclarar un par de cosas, y en seguida nos ponemos el neopreno. Hace frío, he dejado manguitos y chaquetilla en los boxes, que acierto. Vamos hacia la presilla del embalse y montamos la cámara, 16 filas de 10 triatletas. A la orden de los jueces nos tiramos al agua helada para ir a la boya de salida. La frente duele como cuando tomas algo frío con una pajita. Me centro, respiro hondo, esto es una pasada, poder nadar en sitios tan naturales es algo indescriptible. Y dan la salida. En seguida encuentro un ritmo cómodo, no quiero que me pase como en Talavera y salir cardiaco del agua. Nado cómodo y encuentro un buen sitio con un grupito que lidero a la derecha del todo. Sin darnos cuenta llegamos a la primera boya con sorpresa, aquí apenas cubre y hay que ponerse de pié, andamos unos metros como astronautas en la luna y otra vez de cabeza al agua. Cojo unos pies y me guío a la segunda boya. Entramos en una zona de algas asesinas, muy incómodo, arañan, casi parecen los tentáculos de un extraño monstruo que está en el fondo. Damos otra vuelta y al volver a sortear el monton de lodo pillo unos pies de nuevo de un tio que va a un ritmo como el mío, así que estos ultimos metros son una delicia. Salimos del agua, miro el reloj, 26 minutos, bien. El tiempo que quería y salgo con mejores sensaciones que en Talavera, corro a la transición quitándome el neopreno por el camino.

Sopla un viento brutal, amenaza lluvia, me decido por la chaquetilla, acierto de pleno. Salgo en la bici y en seguida cojo ritmo, al dar la vuelta en el primer cono aparece la realidad, esto es un puto huracán. Intento encontrar un desarrollo que no me vacíe pero que no me deje parado, llueve, graniza, su puta madre, esto es un infierno. A veces las ráfagas juegan contigo para intentar sacarte de la carretera, no voy muy pegado al arcén por si las moscas. Así van pasando los kilómetros, con tramos en llano donde hay que quitar el plato, literalmente, muy duro. Donde hay gente nos animan mucho, se agradece hasta el infinito. Son dos vueltas en  un circuito llano, con alguna cuesta, pero el viento cruzado es salvaje y está prohibido el drafting, no podemos coger rueda ni agruparnos, estamos solos contra la meteorología. El granizo y el agua helada me deja las manos y el cuerpo entumecid, voy empapado pero menos mal que llevo la chaquetilla. En el último giro de 180º se da una hostia tremenda uno del Trimad, paro un poco, le pregunto y me dice que está bien y que siga. Le digo que hay un coche de la organización a unos metros y sigo. Busco un desarrollo cómodo a pesar de que el cuerpo me pide darle más caña, hay que tener cabeza y todavía me falta fuerza en la bici. Llego a la transición, fuera chaquetilla, fuera todo, zapatillas y a correr. La bici sale a 27 Km/h de media, impensable hace un año y más en estas circustancias.

Duelen las piernas, el desgaste es claro y el frío ha pasado factura, aún así salgo a buen ritmo. Seguimos con un viento fuerte y nos sorprende una lluvia helada con algo de granizo corriendo. Sin embargo, la zona es preciosa, el tramo de carrera va por caminos con vegetación y es una pasada, la mayor parte por caminos fuera del pueblo. Son dos vueltas y media pasando por Juarros, zigzagueando entre calles donde cada lugareño te anima. En la segunda vuelta un juez me despista, me dice que entre a meta, le digo que no, me dice que si, me paro, tenía yo razón…joder, me cuesta un huevo ponerme de nuevo en marcha, me ha sacado de la carrera sin querer. Me centro en la técnica para poder meterme de nuevo pero voy muy cansado, como cuando en un maratón paras a andar y quieres volver a pillar el ritmo, imposible. Sufro, sufro mucho para no perder demasiado tiempo. Las ultimas rampas para subir a la meta parecen más grandes que la ultima vez. Braceo, braceo y braceo, si no hay piernas subo con mis cojones y los brazos, calle a la izquierda, calle a la derecha, la meta, choco la mano con Antonio y Jesús, y entro. Pleno y vacío, cuanto más vacío entro en una meta más pleno me siento. Volveré el año que viene, sin duda. Tres horas y tres minutos según mi Garmin, con un kilómetro y pico más de carrera a pié. Gracias amigos de Juarros de Voltoya por este triatlón tan estupendo J Próxima parada: ASTROMAD.

P.D: Mi dorsal era el 148, que no rima con chocho. Una pena porque entonces habría sido perfecto ;)


1 comentario:

  1. Me encantan tus crónicas, si es que dan ganas de ponerse el mono y hacer un triatlón! seguro que para el próximo tienes más suerte con el número de dorsal, jeje. Felicidades campeón, a seguir disfrutando así!!!!

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